miércoles, 18 de abril de 2012

Revolución Constitucionalista

Desde que el gobierno de Huerta no fue reconocido por el gobernador de Coahuila, Venustiano Carranza, todo indicaba que no se pondría de su lado y haría lo posible para derrocarlo.

El 26 de marzo de 1913, Venustiano Carranza proclamó el Plan de Guadalupe donde declaraba que quería seguir con la obra de Madero y que formaría un ejército llamado “Ejército constitucionalista”, al que no tardaron en sumarse el coronel Álvaro Obregón en Sonora, y Pancho Villa en el norte, mientras Zapata volvía a dominar la situación en el sur y este del país.
Además dio órdenes claras a sus tropas: derrocar a Huerta y restaurar el orden constitucional.
Las tropas constitucionalistas, formadas por campesinos y gentes del pueblo, derrotaron al Ejército federal por todo el territorio nacional: Villa ocupó Chihuahua y Durango con la División del Norte; Obregón venció en Sonora, Sinaloa y Jalisco con el Cuerpo de Ejército del Noroeste.
Después del triunfo constitucionalista en Zacatecas el 24 de junio de ese mismo año y la ocupación de Querétaro, Guanajuato y Guadalajara, Huerta presentó la dimisión el 15 de julio siguiente y salió del país. En el Tratado de Teoloyucan se acordó la disolución del Ejército federal y la entrada de los constitucionalistas en la capital, que se produjo el 15 de agosto de 1914.
Todo se había acabado, los sueños del gandaya de Huerta y su dictadura venía incluida.

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