miércoles, 18 de abril de 2012

Revolución Villista

El reconocido y a su vez significativo “Movimiento Villista” se considera a las actividades guerreras e ideológicas del general Francisco “Pancho Villa” (Doroteo Arango) con su ejército durante la revolución mexicana.

Los Villistas fueron la porción partidaria e ideológica de la revolución que se identificó con todas sus ideas inversas que pudieran definirse mejor como izquierdistas. De origen principalmente rural y de clase baja, los villistas no tenían anhelos políticos o llegar al poder, quizá una de las diferencias que llevó a los revolucionarios a alcanzar su propósito. Intervinieron en varios estados de la república tales como: Chihuahua, Zacatecas, San Luis Potosí, Colima, Aguascalientes, Querétaro, Coahuila, Estado de México, Guanajuato y parte de Jalisco. Este movimiento se asemejaba mucho con el “Zapatismo” comandado por Emiliano Zapata por lo que en la Convención de Aguascalientes al lograr mayoría, obtuvieron por un tiempo el control del país.
Para asombro y encanto de muchos, entre Marzo y Noviembre de 1913 Villa logró organizar un poderoso ejército que acabó con los Huertistas locales, Villa derrotó a los federales en Torreón y en mismo año envolvía la capital del estado de Chihuahua. Al fracasar en su tentativa de tomarla, Villa movilizó sorpresivamente sus tropas hacia Ciudad Juárez, plaza que cayó. Con esta victoria Villa preparó en mejores circunstancias la toma de la capital del estado. El general Mercado intentó contener a los villistas antes de que se aproximaran. Pero la fuerza dirigida por Salazar fue derrotada en Tierra Blanca, lo que dejaba el camino libre hacia Chihuahua. Ante la derrota de Salazar, cundió el pánico entre Huertistas y millonarios de la ciudad de Chihuahua. El 27 de noviembre evacuaban ambos la ciudad. La ciudad de Chihuahua casi se vació de ricos. Villa simplemente los aterrorizaba.
El general Francisco asumió el puesto de gobernador el 8 de Diciembre de 1913. Chihuahua, rechazó enérgicamente contra la invasión. Pero Villa, mostrando su positivismo, manifestó su confianza en que no habría necesidad de cruzar fuego contra ellos. Este deslinde de dictámenes marcó el inicio de una fuerte discordia entre Carranza y Villa, que tendría perentorias consecuencias. Villa, no sobra decirlo, se esforzaba en proteger las negociaciones norteamericanas y por ello no sorprende que la enorme presa de La Boquilla pudiera seguir construyéndose a lo largo de estos años de gran violencia armada. Esa relación de Villa con los norteamericanos tal vez pueda explicarse por su interés por conservar el acceso al mercado de armas y a la manutención de una relación político-diplomática que tenía gran predominio en la escandalosa vida política mexicana.
La División del norte partió con rumbo a Torreón. Allí tuvo lugar una dura batalla contra la fortaleza huertista, que duró más de una semana. El 20 de mayo Torreón era villista. Fue entonces cuando se agudizó la enemistad entre Villa y Carranza. Una semana después Zacatecas también era villista. El triunfo villista debilitó considerablemente al huertismo, que también veía cómo Álvaro Obregón tomaba y dejaba atrás Guadalajara y se dirigía a toda diligencia hacia la capital del país. En agosto de 1914 Obregón firmaba los “Tratados de Teoloyucan” , que formalizaban ahora si la derrota del régimen de Huerta y el éxito del constitucionalismo llevando gloria al movimiento encabezado por Carranza. Uno de los pactos fue la disolución del ejército federal, algo que Madero debió haber hecho desde mayo de 1911.

La división del norte de la mano de Villa no tomó la ciudad de México, pero mostró la formidable magnitud organizativa de su enérgico ejército. Con base en la ciudad de Chihuahua, este ejército recibía recursos desde Ciudad Juárez (Que ya había sido tomada por Villa), en donde se adquirían de comerciantes norteamericanos. Por ello, todos los grupos revolucionarios buscaban controlar un punto fronterizo con Estados Unidos.

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